American Hispanic Empowerment

Servicios técnicos para empresas, profesionales y escritores,en los campos de redacción, revisión, edición y publicación de textos y libros. Favor escribir a joserdiazdiaz@gmail.com

Recursos para mejorar el estilo de un autor

 Recursos para mejorar el estilo de un autor

© José Díaz-Díaz

Director de la Caverna, escuela de escritura creativa

 


Uno de los talleres literarios que coordina La Caverna, escuela de escritura creativa es el referente a la optimización y mejoramiento de Estilo. Un autor puede y debe mejorar su estilo en la medida que escribe y publica nuevas obras. El estilo se adquiere cuando el escritor logra conformar un lenguaje cada vez más elaborado imprimiéndole un toque personal, que como sello indeleble lo identifica ante el lector y lo convierte en huella visible y detectable de su manera particular de transmitir el mensaje literario.

El equipo de La Caverna, escuela de escritura creativa ofrece tutorías personalizadas dirigidas a autores que sienten la necesidad de optimizar su estilo.  Se trabaja a partir de textos narrativos en donde al final, por simple comparación, se advierte la excelencia del nuevo texto elaborado.

La unidad de estructura del texto total, diseñando una línea narrativa única, se constituye en el primer peldaño para definir una estética aceptable del escrito.

La preceptiva concerniente a la corrección ortotipográfica es ineludible.

El trabajo de reescritura es esencial para encontrar los flancos débiles del estilo para superarlos de inmediato.

Inyectar substancia poética a la obra en la labor de reescritura es fundamental. Un escrito que carece de un trasfondo poético, rara vez posee características de gran prosa.

El tono y la voz del narrador debe ser unívoco, claro, contundente y sostenido a la hora de redactar el escrito. Porque ese es el color del mensaje que se quiere entregar al lector.

Cada personaje tiene su propia sintaxis semántica, y no hay cabida para diálogos superfluos.

La Originalidad, el tema y el punto de vista, constituyen la plataforma que sostiene el estilo personal de un autor. La originalidad está dada por el enfoque o punto de vista con que un autor decide abordar un tema en particular.

Estos son algunos de los aspectos que trata el taller. Dado el carácter individual de las tutorías, los temas a trabajar dependerán de las necesidades personales del autor.

Para contacto por favor escribir a email: joserdiazdiaz@gmail.com o llamar al WhatsApp: 1 786 5123437. 

La Caverna, escuela de escritura creativa, te ayuda con el proyecto de tu libro






La Caverna, escuela de escritura creativa ofrece servicios técnicos de REDACCIÓN, CORRECCCIÓN ORTOTIPOGRÁFICA, OPTIMIZACIÓN DE ESTILO; EDICIÓN, DIAGRAMACIÓN Y PUBLICACIÓN de textos, tesis y libros. También ofrece servicios de TRADUCCIÓN del inglés al español y del español al inglés. Estos servicios están dirigidos a empresas, editoriales, estudiantes, profesionales y escritores.

 

Para detalles favor contactar por email: joserdiazdiaz@gmail.com; WhatsApp: 17865123437

Nota: La Fundación La Caverna aporta el 50% de los costos.

 

Una novela de José Díaz Diaz: El último romántico

 Una novela de José Díaz-Díaz: El último romántico

Por Ernesto Olivera, poeta cubano.






La novela del escritor colombiano José Díaz-Díaz y nos llega como una propuesta experimental de evidentísimo interés. A continuación, puntualizo algunos de los aspectos que me impresionaron gratamente los cuales comparto con particular complacencia.

Un librero retirado narra las aventuras de un ingenuo y joven provinciano perdidamente enamorado del mundo de los libros quien dedica su corta vida a escribir una novela con la pretensión de que el éxito obtenido le otorgue sentido pleno a su caótica existencia.

Un exquisito y rebosado erotismo tropical va hilvanando los diversos episodios del entramado de las dos ficciones: la “real” que escribe el autor y la ficticia que escribe el personaje. La picardía criolla, la guasonería y el humor picante salpican las páginas del texto total conformando un escenario tragicómico donde todo va en serio y nada es serio, salvo las reflexiones puntuales sobre la inminente muerte de los libros de papel y el advenimiento de los libros digitales con el triunfo de la era de la Internet.

Escrita en un lenguaje coloquial unas veces, y otras en un lenguaje depurado, la dramatización nos vapulea entre lo anodino y lo sublime, entre lo sencillo y lo profundo, todo ensamblado en el color local del pintoresco paisaje colombo-venezolano.

La parodia de la novela dentro de la novela, teñida de un sustrato poético que emociona, ensambla la alegoría perfecta de la contradicción central de nuestro tiempo: mixtura de valores, las dos caras de la misma moneda, LA VERDAD Y LA MENTIRA fusionadas en una sola.

El protagonista, cándido antihéroe de pies a cabeza, en compañía de su duende de cabecera, un enano sabio y visionario, atraviesa por un sinfín de episodios desde su niñez vivida en Manizales hasta su estado adulto, entre Bogotá y Caracas, en medio de patéticas experiencias y sobresaltos y también de reflexiones puntuales, que conjugan sentimientos como el miedo a la muerte y el amor desbocado por la literatura, con la crítica de la cultura de la sociedad de consumo.

Desde la mágica mirada latinoamericana, y de su telúrica condición paradisíaca situada en la periferia del desarrollo y la civilización, sus personajes irradian ese ingenuo y peculiar modo de ubicarse e interpretar el mundo de hoy. Y desde este mismo espacio primordial emergen chispazos de sabiduría donde lo vernáculo y autóctono se apropia de una elemental alegría local para emular los rezagos a ultranza de la actitud romántica de la vida provinciana. Allí, su personaje central será el símbolo del último romántico.

En el plano ético compara los cánones del romanticismo histórico del siglo XIX con la vulgarización y pérdida del refinamiento del hombre de hoy La famosa frase: “¿Quién que es no es romántico?” le sirve de puerta de entrada para centrar a su actor principal en la validez de su periplo. Dos fábulas ocupan la obra en cuestión. La fábula mayor, la que cuenta el librero, se desarrolla durante la segunda mitad del siglo diecinueve lo que le permite evocar con melancolía simulada las características de las costumbres culturales antes del advenimiento desbocado de la globalización, de la tecnología y del reinado de la Internet. El personaje vive el desgarramiento de unos hábitos culturales signados por la influencia de la lectura de libros de papel y la inesperada irrupción de la era digital. La fábula menor, la que escribe el protagonista Gerardo Antonio, se desarrolla a partir de la segunda mitad del siglo XIX lo cual le permite al autor remitirse a la conjunción histórica hispano-americana. Un vocabulario decimonónico se apropia de las descripciones que corresponden a esta parte de la novela.

En el campo de la crítica social, que transcurre a través de toda la obra, es pertinente traer a colación la alegoría de los mendigos y desamparados (página 151) que deambulan por la ciudad de Bogotá como mancha que delata la doble moral que pretende sobreponer la imagen a la realidad, la apariencia a la verdad.

La narración permite varios tipos de lectura que va desde lo elemental para el lector bisoño y común, hasta lo erudito para el lector avezado. De signo híbrido y polisémico será el lector activo quien cargará con el trabajo de decodificar el sentido del supuesto caos y cosmos que subyace a lo largo de la doble narración, que soporta varias voces y planos justamente para enfatizar la pluralidad de significaciones y sentidos.

Con ese sustrato poético que respira la obra a lo largo de sus páginas, la novela logra un tono literario tanto en la universalidad de los temas que propone, hasta en el tratamiento de los personajes que verbalizan con transparencia la expresión de sus conciencias, en el vocabulario propio de su habla regional llegando a veces a los límites de la jerga (Ver en el capítulo 30 el diálogo entre Ernesto el guajiro y Oscar el uruguayo.)

La psicología de algunos de sus héroes y antihéroes (la relación lésbica de Elizabeth, por ejemplo) confeccionan caracteres que deambulan entre lo definido y lo dubitativo, entre lo sesgado y lo híbrido, remitiendo a un contexto sociológico de tolerancia y permisividad que supera y se antepone a actitudes fundamentalistas y dogmáticas o verticales y autoritarias que todavía persisten en el entorno real de hoy.

El rebosado erotismo tropical va anudando los diversos capítulos del entramado de las dos ficciones, la que escribe Rubén Eduardo( el librero, el actor de carácter) y la que escribe Gerardo Antonio (el actor de la liviandad dionisiaca) como cantos a la vida que reconfortan el simple hecho de vivir. La sensualidad inmersa a lo largo del discurso es como el bálsamo que ayuda a trascender las verticales preguntas existenciales sin respuestas y los oscuros vericuetos de sus psiques escindidas que sufren los actores. Y algunas palabras inventadas más allá del diccionario exaltan la creatividad del eros, como una forma de mostrar el desbordamiento de la conciencia sobre el lenguaje.

No menos importante es el rol que se le concede a la mujer en el ensamble de las connotaciones de la saga. Entre otras cosas, los varones terminan siendo los débiles y las mujeres las fuertes, las mejor dotadas para sobrellevar la carga del destino. De hecho, el personaje principal luce inseguro y confundido (ver pág.72) en una clara alusión al falso machismo y en puntual exaltación del yo desexualizado, andrógino. También, el santoral femenino católico hace presencia reiterada con sus santas patronas que protegen a sus habitantes, desde los extramuros de las ciudades. Es evidente que se quiere enfatizar la religiosidad inherente a esas comunidades. En otro segmente del relato, Elizabeth, madre de Gerardo Antonio, retoma el doble rol de madre-padre, (pág. 51), aniquilando el rol masculino. Lisandra, la compañera del protagonista, es la hembra poseedora del poder de la sobrevivencia y de la fortaleza maternal que conjura todo peligro. Ella es el camino para recuperar lo esencial y original de toda convivencia por el despojo de lo superfluo sobre lo útil y práctico. Ella materializa el imperio de lo instintivo sobre la indecisión de toda conducta elaborada. Mara es el epítome de la bondad. Eugenia es la creativa literaria de la jácara quien le apuesta, hasta las últimas consecuencias, su porvenir a revivir el mito de la eterna juventud a través del teatro. La ternura de Sarah la lleva a redimir a su victimario, condolida por el sufrimiento de éste. Al respecto dice:

Sin embargo, tengo miedo de que me pueda enamorar de Koichi, por esa mirada triste e infantil siempre en su rostro estoy segura de que me ama, y a mí me da temor de aceptarlo, así como es ya que me produce más lástima que enfado. Indaga tú letrado sabelotodo, en los abismos del corazón. (Pág. 132).

La simbología que envuelve la trama en su totalidad, es la metáfora de la decadencia, territorio en el cual son los enanos (sarcásticamente los más pequeños y superdotados) los portadores del estandarte de la paz y la convivencia. Luciano el liliputiense, quien asume como visionario y superhombre, como mago y duende, como personaje real y ficticio a la vez, es el paradigma que recoge la parábola de la historia. En él se conjugan la grandeza y la miseria de los ideales del protagonista.

El último romántico, se desarrolla dentro de los rasgos de la postmodernidad, marcadamente influenciada por el uso de las técnicas de la narrativa contemporánea. La construcción del texto total se pliega y expande obedeciendo a una sintaxis de desbordamiento, a una urdiembre polisémica, en contravía de la linealidad de la narrativa tradicional. Cabalgando entre reflexión y narración, lo caótico, ambiguo y contradictorio se enfrentan a lo lógico y formal. Todo es incierto, los personajes principales son en extremo inseguros. El argumento central parece, a veces, diluirse para abandonarnos en anécdotas sesgadas con la intención de que sean degustadas estéticamente en sí mismas. El proceso creativo de la fábula menor o segunda novela es descrito de manera que asistimos y participamos de ese parto literario. Maneja a su manera, los tiempos, el flash back, el monólogo, el fluir de conciencia.

trabaja el leitmotiv para reafirmar la coherencia argumental y conceptual como es el caso del avance reiterativo de los párrafos del relato que escribe Gerardo Antonio; de los sueños recurrentes, de las constantes apariciones del enano, del olor a sándalo que sustituye la presencia de la madre y de las siete muertes ficticias del protagonista. A todas estas, el tema de la muerte acecha las aventuras del personaje central en todo momento, muriendo varias veces mientras es seducido por el fantasma de la inmortalidad.

Esta metaficción que se asume como tal ya que no pretende ser histórica cien por cien ni tampoco fábula totalmente, con alusión a personajes reales, con su cronología y fechas la mayoría exactas, con la descripción de lugares fidedignos, con sus detalles de época, apela a la verosimilitud, y a la credibilidad de la saga. Le hace un guiño al lector para que comparta los códigos del juego y se entregue como cómplice activo a una lectura de secretos compartidos que los llevarán por caminos zigzagueantes y antinómicos entre lo intelectual y lo emotivo, entre lo poético y lo racional, gracias a la fuerza virtual del lenguaje. También inserta en sus páginas un collage de géneros literarios que van desde el Ensayo a la obra de Teatro y la Poesía; y desde el discurso y la declamación, a la comunicación epistolar, las canciones, y el e-mail. Utiliza el recurso de los diferentes planos y niveles de narración, ya en primera persona ya en tercera y de las distintas voces, que penetran el hilo narrativo sin aviso previo. Aplica la herramienta del Intertexto y hace uso del recurso de inmiscuir la literatura en la literatura, involucrando, por ejemplo, pasajes de Calderón de la Barca o de León de Greiff, etc. para enhebrar las emociones y sentimientos de su protagonista o de reafirmar sus postulados con los correspondientes de aquellos clásicos.

La opción por el recurso de la novela con final abierto, en el cual Ramón José es disparado de la realidad intertextual hacia el futuro en la realidad histórica; y del cuento en el cuento, con el salto y la concatenación o el encabalgamiento y la convergencia de los personajes de uno en el otro, constituyen una muestra del juego teórico entre lo real y lo virtual que novelan y ficcionan la Historia real para conseguir esa atmósfera de un mundo postmoderno a la vez que absurdo. Un aire surrealista entendido como prolongación permanente del romanticismo acompaña el escenario a lo largo de todo el manuscrito.

La reflexión misma sobre el arte de escribir, el ejercicio acompasado de borrar o corregir el texto en el instante de su creación nos empuja a deducir que la única realidad es el texto en sí. Por todo esto, repito, la parodia de la novela dentro de la novela, con sus personajes de carácter en ambas, Gerardo Antonio en la primera y Ramón en la segunda; y con sus comediantes de cabecera Luciano en la primera y Roselino en la segunda, ensamblan la metáfora perfecta de la contradicción central de nuestro tiempo.

Debo terminar diciendo que su lectura engancha con facilidad al lector y lo induce más de una vez a clímax hilarantes bajo el telón del frondoso paisaje latinoamericano, en ocasiones donde la comunicación logra trasmutar verbo en vivencia.

Ernesto Olivera

Poeta cubano.

 

 


Nota: Para ordenar ejemplares en papel, pueden hacerlo llamando al 786 5123437 o escribiendo a: joserdiazdiaz@gmail.com

Envío gratuito dentro de USA.

Costo: Una donación de cualquier cantidad a nombre de la Fundación la Caverna. La donación se hace a través del blog: fundacionlacaverna.blogspot.com

 

 

  Cómo distinguir entre un buen libro y un bodrio

© José Díaz-Díaz

Director de La Caverna, escuela de escritura creativa

joserdiazdiaz@gmail.com

 


Para sopesar con ecuanimidad la calidad literaria de una obra se deben seguir algunos lineamientos que ayuden a despejar las dudas y confusiones que existen al respecto. Es evidente que en lo que va corrido de este siglo marcado por innovaciones profundas en el área no tanto de contenidos sino de la forma como se escribe, se hace particularmente difícil señalar con seguridad la calidad de un escrito literario.

 Y es que, hasta hace unos años eran las editoriales quienes tenían la última palabra ya que se apropiaban del derecho a indicar cuáles obras debían ser publicadas. Con el advenimiento de la autopublicación, paralelo al fenómeno de los avances de la tecnología digital (Amazon, por ejemplo), estas empresas privadas perdieron el privilegio del monopolio.

Pero, vamos entonces al meollo. Voy a exponer en síntesis apretada unos puntos direccionales que quizás ayuden a develar los secretos estructurales al interior de una obra para que esta se nos revele consistente y bien lograda.

1-Uno de los criterios consiste en captar y calificar la profundización que el autor logre en su escrito basándose en la relación inseparable entre el contenido (sobre qué escribe) y la forma (el cómo lo escribe).

2-El manejo del Lenguaje y el vocabulario debe ser relevante y concreto para que comunique las inquietudes existenciales más sentidas y sustanciales del ser humano. Lo banal y anodino es considerado basura literaria. El símbolo y la connotación deben acompañar el sentido de la comunicación literaria para que esta sea considerada como tal. El lenguaje transaccional no tiene ese plus que uno espera encontrar en la obra artística.

3-El logro de conseguir un texto que contenga varios niveles de sentido, nos indica la presencia de una narrativa densa, alegórica y rica en mensajes y significados.

 4-La Trama no solo debe ser una transmisión de sorpresas sino que debe ser una sucesión cada vez más emocionante de descubrimientos (de desvelamientos repentinos), o de momentos de comprensión narradas dentro de una estructura novedosa enriquecida con un manejo innovador de los tiempos, una escenografía espectacular y una atmósfera interior acogedora. Demás esta decir que los personajes deben ser totalmente creíbles y verosímiles.

5-Otro de los criterios es el de comparar la obra que se está evaluando con algunas obras clásicas de la literatura universal que se enfoquen en el mismo tema y similares personajes. Si aguanta la comparación es un buen signo de que estamos en presencia de algo importante. Se puede deducir que una obra tiene deficiencias cuando al compararla con otras de su mismo estilo (temática, punto de vista similar, etc.) saltan a la vista los logros de aquellas y la mediocridad de esta.

6-Un texto que genera discusión, que invita a conversar sobre él, a polemizar sobre algunos de los temas planteados, punto de vista o manejo de personajes; a ser reseñado y a escribir artículos que espontáneamente lo analiza o lo compara con otros, nos indica que el libro posee elementos de consistencia literaria.

7-Si la obra en cuestión invita a ser releída en distintas oportunidades (las obras clásicas lo son porque nunca pasan de moda), y en cada relectura se descubren elementos que antes no se habían tomado en cuenta, indica que el material tiene consistencia y riqueza expresiva. Si el texto no aguanta una segunda lectura y da pereza volver a abrir el libro, este no es un indicativo halagüeño.

8-Es muy importante captar las <<pretensiones de la novela>> y los logros alcanzados. Hay algunas de largo aliento que pretenden condensar toda una época o expresar una cultura nacional determinada. Hay unas que desean expresar el concepto de Tiempo en la mente humana o del Espacio psicológico como única realidad. Hay otras que quieren expresar el sentir de una generación y sus conflictos. Otras que solo pretenden contar vivencias regionales, locales, personales etc. Será necesario, entonces, sopesar el manejo de los elementos y artificios con los cuales el autor logra acercarse a su objetivo y contemplar el efecto total de su creación.

9-El factor de consistencia temporal, añejamiento y madurez, es un rasero muy importante para medir la calidad. Si el texto mantiene el vigor originario y toda la frescura del momento en que fue escrita es porque el autor consiguió crear una materia viva sustentada en la autonomía de un lenguaje de un poder atemporal.

10-Tanto la temática como la técnica narrativa del texto en cuestión deben aportar algo a la corriente o movimiento literario universal del momento en el cual se publica la obra. Debe mostrar alguna novedad o postular algún cambio así sea a contracorriente del status literario del momento. El autor debe convertirse en escritor señero. Si no hay aporte y no agrega algo a lo ya conocido, la obra va al olvido en el cajón de lo intrascendente.

11-Una buena obra literaria, tarde o temprano llamará la atención de la Crítica Académica y será objeto de algún Ensayo, de Reseñas Literarias, de notas especializadas (ajenas al comercio del libro) y a debates y tesis que exaltarán las bondades del escrito en cuestión.

12-La nueva obra debe ir más allá de lo posible y configurar un paradigma estético radical que sea capaz de conmocionar a lectores y escritores.

Hay autores muy prolíficos (veinte títulos o más), esto no es necesariamente garantía de calidad. La historia de la literatura nos señala autores de un solo libro o dos, que han alcanzado el nivel de clásicos. Basta con citar a Pedro Páramo de Juan Rulfo.

13-No nos dejemos influenciar al analizar los atributos de una obra por criterios de autoridad que el autor pueda mostrar, ajenos a la disciplina literaria (celebridad, político, periodista consagrado, presentador de televisión, etc.). Por el hecho de que el autor sea un triunfador en otra profesión no se colige necesariamente que lo sea en el campo de la literatura.

 14-Los reconocimientos y premios otorgados a un libro, por instituciones y concursos no comerciales pueden constituirse en un indicio favorable a la positiva valoración de la obra.

15- Distingamos entre un autor, un promotor cultural y un escritor. Un autor es todo aquel que escribe un libro, con calidad o sin calidad. Por lo general los autores dominan una profesión ajena a la literatura. Un promotor cultural se ocupa de promover y difundir obras de arte independiente de su calidad. Un escritor es quien ejerce el oficio literario como una vocación única y dedica el cien por ciento de su capacidad a imprimirle a sus escritos un sello de creatividad que lo hace artístico.

Si el Escritor fuera un músico, no habría ninguna dificultad para evaluar la calidad de su trabajo. Se es un buen músico o no se es. Se domina el instrumento, o no. En el campo de la literatura es más complejo el asunto de evaluación. Pero como en todo arte, el decantamiento de la obra y su permanencia en la memoria colectiva en el transcurso de los años, tienen la palabra final.

Y ojo con los bestseller o “éxitos de librería” que por lo general son unos bodrios sostenidos apenas por la fuerza de esa disciplina sin ética que se llama Publicidad,  cuyo objetivo no es más que vender sin absolutamente ningún criterio de calidad.

-----------------------

La Caverna, escuela de escritura creativa te apoya en tu proyecto literario. Corregimos, editamos y publicamos tu libro. La Fundación La Caverna aporta el 50% de los costos. Escribe a: joserdiazdiaz@gmail.com o, comunícate por WhatsApp 1786 512 3437; fundacionlacaverna.blogspot.com

 

 

 

Fragmento de la novela: En busca de la infancia perdida

 Fragmento de la novela: En busca de la infancia perdida

José Díaz-Díaz (Disponible en Amazon).

 


Experiencia en la sala de masajes

 

La joven se llamaba Nairobi. De cara grande, labios gruesos y facciones bien marcadas; fornida aunque no gorda; alta, de un metro con setenta y cinco, llevaba el cabello corto como de muchacho; de frente estrecha y ojos inmensos y oscuros parecía estar mirando al infinito, como perdida en el tiempo. Su piel era de un bonito color mulato tirando a blanco, bruñido por las frecuentes exposiciones en las playas al sol caribeño. Daba la sensación de que vivía en un territorio alucinado donde se sentía a todo confort. Hacía dos años que había culminado, a duras penas, el High School y ahora tomaba clases para sacar una licencia del Estado en masajes y cosmetología. Mientras tanto, junto con su papá— a quien llamaban simplemente Beltrán—ayudaban  a mantener el estudio de Masajes administrado por su madre, el cual había acreditado desde quince años atrás y, por fortuna, tenían una clientela casi fija que les permitía vivir con decoro y sin apuros económicos. Liz, la mujer de Beltrán, era oriunda de Santo Domingo y él, de San Juan de Puerto Rico. Se habían conocido cuando eran estudiantes en una academia de belleza, situada en Hialeah, a mediados de los ochenta. Contaban apenas con veintiún años cuando se entusiasmaron en una amistad que los llevó a consolidar el compromiso matrimonial. De esa unión nació Nairobi quien por lo visto, seguirá la profesión de sus padres.

Puedo afirmar que constituían un matrimonio feliz. Sin grandes expectativas ni requerimientos existenciales complicados, eran de esos grupos familiares que se habían logrado acomodar a un ritmo de vida doméstica de buenos vecinos y buenas personas. De hecho eran apreciados en el vecindario de esa parte del este de Boca Raton. Iban al servicio religioso de los Testigos de Jehová de jueves en la noche y los domingos en la mañana y a veces Liz tenía que sacar más tiempo ya que fungía como Pastora substituta cuando por alguna razón el pastor principal no podía atender una ceremonia.

Mary y Joe, después de refrescarse con sendos un vasos de agua con hielo, conversaron un poco con Liz en la antesala del salón. Beltrán apenas si les pudo dar la bienvenida pues estaba atendiendo una clienta en ese momento mientras Nairobi les preparaba las toallas los aceites y demás utensilios utilizados en la ceremonia. En cosa de minutos pasaron al salón donde se desvistieron y solo se cubrieron sus cuerpos con una toalla enlazada alrededor de la cintura. Mary sería atendida por Liz quien siempre la asistía y Joe por Nairobi. Liz era una mulata blanca fornida y de músculos tonificados. De un metro con setenta de estatura. Igual que su hija, sus brazos parecían martillos cuando friccionaban no sin especial delicadeza los músculos, ligamentos y tendones de sus clientes. Parecía que el peso de su cuerpo, que era de unas doscientas cincuenta libras, se posaba en sus manos para desplegar una energía sólida y contundente sobre los cuerpos a moldear. De caderas no tan anchas y trasero monumental, contrastaba el vigor de su contextura con la delicadeza de sus movimientos. A pesar de todo, no se sentía pesada para nada. De este modo, el equipo de los Beltrán, enfundados en sus batas blancas, atendían con el delicado pero firme lenguaje de sus manos, los cuerpos desnudos de sus huéspedes quienes con los sentidos bien despiertos y la mente vagando en una levedad de sombras y claroscuros, sentían el goce de sus cuerpos expuestos al bálsamo de los aceites y a la presión armoniosa de unas manos que emanaban una energía acuosa y embriagadora. Una seductora música de Debussy, el Preludio a la siesta del fauno, inundaba el silencio del aposento alabastrino que con el titilar de los velones y la tenue luz color lila que emanaban de las paredes del estudio, invitaban a un dejarse llevar por los territorios misteriosos  de los sentidos.

De repente unos apagados sollozos se sumaron a la atmosfera placentera del lugar, eran gemidos que lanzaba la anciana atendida por Beltrán que dejaban saber a los demás oficiantes el goce supremo por el que atravesaba. No habían pasado unos cinco minutos cuando La anciana, de unos ochenta años, nívea como un resplandor, pequeñita de ojos azules y cabellera blanca, le hizo una señal a Beltrán y le pidió que la ayudara a bajar de la camilla para dirigirse al baño. «Hola a todos» dijo, esbozando una sonrisa de total complacencia y caminó en bola, sin titubeos, hacia el retrete. Mary y Joe a través de su somnolencia miraron a la mujer, le respondieron en coro «Hola» y no pudieron evitar contemplarla. Notaron su frágil figura de espaldas enclenques con las nalgas flácidas y las piernas  delgadas como arbustos secos. Aún así, vieron que caminaba con una esbeltez sorprendente. Ambos cerraron los ojos de nuevo y reflexionaron sobre lo mismo: «la edad no perdona» parecieron decirse y se estremecieron sin saber exactamente por qué. Les dio también ganas de orinar. Tan pronto la anciana regresó, Mary le hizo una señal a Liz Y esta accedió. Se levantó y en bola caminó hacia el retrete. Mirando a Joe le preguntó que cómo la estaba pasando, y él, un poco turbado por la cercanía, ya que estaba a centímetros de Mary, le contestó que muy bien. Ella le acarició el cabello y le dijo, «si quieres ir al retrete, será después de mí», él asintió con un movimiento de cabeza. Mary continuó desplazándose hacia el baño y Joe sintió una agitación en todo su cuerpo segundos antes laxo y quieto. Ya era demasiado. Primero las caricias provocadas por Nairobi con sus musculosas manos de seda y ahora con esa visión estremecedora de la desnudez de Mary, era irresistible. El olor de su piel bronceada, bañada de aceite aromatizado, ese cuerpo casi perfecto, su esbelto cuello de cisne, los huesos prominentes de su clavícula; su cintura de avispa, su cabellera rojiza y su mirada inquisidora; su ombligo adornado con ese hermoso piercing minúsculo de oro que soportaba un arco templado y una flecha; sus piernas de gacela y su pubis de vellos de azabache; sus senos redondos con los pezones erectos, sus y nalgas fuertes como de deportista de Triatlón, era demasiado para soportarlo. Sin embargo, «esa aparición» lo que le producía era un goce estético más allá de cualquier excitación física. ¿Cómo iba a tener una escabrosa erección delante de una chica tan perfecta? Era la primera vez en su vida que se encontraba con una mujer que provocaba en él tal sensación. No supo por qué pensó en Epícteto, cuando afirmó que el hombre debía ser capaz de contemplar una bella mujer sin sentir ningún deseo por ella. En este sentido, era necesario tener un dominio absoluto de uno mismo. Pero las grandes manos de Nairobi intuyendo la calentura de su cliente lo trató de aflojar con masajes relajantes y el efecto que conseguía era todo lo contrario a la emoción estética que le producía la visión del desnudo de Mary y que lo inducía a enfrentarse a una excitación endiablada que conformaba un cortocircuito con la nobleza sensual producida por la presencia desnuda de su hada. Bajo los masajes de Nairobi lo que sentía era calentura desmedida. Ahora su animal dormido se estaba despertando y amenazaba con crecer sin importarle el público presente.  ¿En qué pienso ahora para bajarlo?, se preguntó. ¡Oh Dios! La solución le cayó del cielo. Pues sí, pues pienso en mi madre y en sus desgraciados maltratos. Claro en Lesbia, «bendita seas que al final de cuentas para algo sirves. No me golpees más, no más…que yo ya no lo vuelvo a hacer…», musitaba como un poseso. Y en efecto la sensación atemorizante del recuerdo de su madre fue suficiente para que el peligro de una erección no deseada bajara de tono y el animal se acobardara cual angelito obediente.

Mary regresó con el rostro radiante y le indicó a Joe que era su turno. Él obedeció, se sentó en la camilla y luego se desplazó hacia el escusado. No sabía cómo caminar, si normal o marchando o trotando o ¡cómo diablos! Mary lo veía y riendo le dijo «vamos, vamos que esto no es ningún desfile de mariquitas». Miró a Liz y le dijo «Está duro el tío, ¿eh?».

La sesión terminó sin contratiempos. El ritual rezaba que para la despedida los clientes que estuvieran presentes y los técnicos masajistas, en este caso la familia Beltrán, se despedirían en un abrazo colectivo, todos en cueros. Los anfitriones se despojaron de sus batas y en un círculo se abrazaron, juntaron sus cabezas, y durante un minuto compartieron el calor de su energía, su transpiración y su aliento. Sin proponérselo los seis pensaban en lo mismo: somos una misma carne y nuestro cuerpo pertenece a un todo en donde el dolor no tiene cabida.




Nota: para contactar al autor: joserdiazdiaz@gmail.com; WhatsApp: 17865123437

 

 

SERVICIOS TÉCNICOS QUE OFRECE LA CAVERNA, ESCUELA DE ESCRITURA CREATIVA

 La Caverna, escuela de escritura creativa ofrece servicios técnicos de REDACCIÓN, CORRECCCIÓN ORTOTIPOGRÁFICA, OPTIMIZACIÓN DE ESTILO, EDICIÓN, DIAGRAMACIÓN Y PUBLICACIÓN de textos, tesis y libros. También ofrece servicios de TRADUCCIÓN del inglés al español y del español al inglés. Estos servicios están dirigidos a empresas, estudiantes, profesionales y escritores.

 

Para detalles favor contactar por email: joserdiazdiaz@gmail.com; WhatsApp: 17865123437

Nota: La Fundación La Caverna aporta el 50% de los costos.










Concurso Internacional de Ficción y Poesía de la Fundación La Caverna

 Concurso Internacional de Ficción y Poesía de la Fundación La Caverna

 


Convocatoria

 

Con motivo de la celebración del quinto aniversario de la Fundación la Caverna, se convoca a escritores y poetas de cualquier nacionalidad para que participen en el concurso en idioma castellano: PALABRA VIRTUAL. La Fundación tiene su sede en Miami (Florida), y está dedicada a promover los nuevos valores literarios dentro del público hispano-estadounidense. 

Pautas:

1-    Se puede participar en las modalidades de Poesía, y Narrativa (cuento o novela corta).

2-    La extensión de los textos debe ser de un máximo de ochenta páginas, tamaño carta y un mínimo de treinta.

3-    Los textos pueden ser inéditos o publicados.

4-    Los textos deben estar escritos en letra tamaño 12 y espaciados a 1.5

5-    Los trabajos deberán ser entregados en un plazo de sesenta días a partir de la fecha de esta convocatoria y enviados vía Internet en archivo PDF, en adjunto, al email: joserdiazdiaz@gmail.com

6-    Los resultados del concurso y premiación tendrán lugar el día 12 de octubre de 2023, dentro del marco de celebración del mes de la Herencia Hispana en Miami, Fl. Se enviará carta de invitación a los ganadores que residan fuera de USA.

7-    El jurado estará integrado por un poeta y dos escritores residentes en el estado de la Florida.

 

Premios

 

Primer Premio: Publicación de la obra ganadora en la plataforma de Amazon, en papel y Kindle.

Segundo Premio: Entrega de una obra pictórica original del reconocido pintor Chenco Gómez.

Tercer Premio: Entrega de seis ejemplares de distintos libros publicadas por la Fundación La Caverna y La Caverna, escuela de escritura creativa.

 

Inscripciones

 

Se recibirán inscripciones hasta el día doce de mayo de 2023.

Los datos a enviar vía email son: nombre completo, edad y ciudad de residencia. No se aceptan seudónimos. Email: joserdiazdiaz@gmail.com

 

 

Se requiere una donación de doscientos dólares a nombre de la Fundación La Caverna para ayudar con los costos de implementación del concurso.

El envío de la donación se hará a través del botón de donación del blog: fundacionlacaverna.blogspot.com

Nota:

Para cualquier información adicional por favor llamar al WhatsApp: 17865123437 o escribir al Gmail: joserdiazdiaz@gmail.com

 



 

 







Recomendaciones mínimas para escritores principiantes

 Recomendaciones mínimas para escritores principiantes

© José Díaz- Díaz

Director de La Caverna, escuela de escritura creativa

 





Esto de aconsejar a los demás pareciera ser una vieja costumbre. Y aunque no lo pareciera, lo es también en el campo de la escritura. La historia de la literatura abunda en  ejemplos. Desde la Poética de Aristóteles, siempre se nos ha venido trazando un modelo a seguir. Recordemos por ejemplo la Carta a un joven poeta, escrita por el gran bardo Rainer María Rilke y dirigida a un vate principiante. De paso, Borges en estas lides ha sido uno de los más sarcásticos. Hemingway nos aconsejó echando mano de la imagen del Iceberg. Umberto Eco exteriorizó su metamorfosis de semiólogo abstracto a novelista concreto en: Confesiones de un joven novelista. Vargas llosa puntualizó su aquiescencia por la crítica en: Cartas a un joven novelista; Edgar Alan Poe obsecuente con su desapego y generosidad nos legó los secretos de su orfebrería poética al darnos a conocer en su Filosofía de la composición, los detalles de cómo escribió El Cuervo.

 

Cada escuela literaria desarrolla las particularidades de su creación  a partir de unos postulados diseñados por su Maestro. De igual manera los Movimientos literarios, se fusionan y desarrollan a partir de unos principios que explican y cohesionan los escritos de sus integrantes. Algunos de esos Movimientos explican los alcances teóricos de su doctrina a través de un documento como el recordado Manifiesto Surrealista firmado por André Breton, Paul Eluard y Louis Aragon, en 1924.  Allí encontramos la declaración de principios de su estética. La inclusión del binomio: sueño-vigilia en el proceso creativo y también  la descripción de alguna de sus técnicas como lo es la  «Escritura automática».

 


Así pues, aquello de que el escritor practica un oficio de solitarios y está a merced de la inconstante y elusiva señora  inspiración, pareciera no ser tan cierto, cuando sabemos que en el momento requerido puede echarle mano a un buen manual que lo persuada de sobrevivir al  nefasto síndrome de la «página en blanco». Ah, valga la salvedad, las propuestas que leerán enseguida no están dirigidas a escritores avezados, quienes a motu proprio, y sin pena alguna pueden declinar el seguir leyendo este manojo de consejitos:

                                                  

Tener muy en cuenta el tipo de lector al cual va dirigido el libro en primera instancia. Hay temas que interesan más a unos que a otros. Hay temas universales y temas regionales. Hay literatura para literatos, narrativa para lectores cultos, literatura para adultos y para niños; para jóvenes, en fin, literatura para masas.

 

 A la gente le encantan los asuntos en los que puede verse identificada. El libro puede tener un grado de elaboración y excelencia tal que a cada nivel de lectores les diga algo, sin perder por ello su densidad y su sencillez. Hay libros bien escritos pero que no se ganan el interés de nadie. Gánate al lector, sedúcelo, conviértelo en tu aliado, en tu cómplice. Si se trata de Poesía o narrativa háblale <<en caliente>>, es decir, en los códigos de la intuición que atrapa al compartir una emoción. Recuerda y pon en práctica la norma anglosajona: Do not tell me, show me.  Si el libro es una Tesis o Ensayo, entonces ve directo al análisis, a la síntesis, a la lógica  cerebral.

No te preocupes si la materia prima de la historia es inventada o está tomada de tu experiencia directa, ya que al final lo que importa es la ficción. Persigue una idea fecunda o una imagen de vital impacto como punto de partida para comenzar la elaboración del relato. El carácter autobiográfico y la utilización de la figura del Alter-ego o de los heterónimos para nada comprometen el valor intrínseco del texto. Al lector lo que le interesa es el cuento en sí, no la vida del autor.

William Faulkner indica tres elementos claves que todo escritor debería tener en cuenta: experiencia, observación e imaginación.

Revisa la relación entre el título de la obra y su contenido, y desecha el lenguaje plano y pesado. Evita errores gramaticales, de sintaxis y de semántica. Huye de las cacofonías, pleonasmos, muletillas, apócopes, palabras comodín, etc. Evita los tópicos recurrentes, frases hechas, clichés y lenguaje estereotipado. Prescinde del uso excesivo de dichos y refranes. Soslaya las frases vacías para llenar espacios, los adjetivos «que escalabran», las exageraciones. Busca que la voz que enuncia el texto (narrador o personaje) esté provista de una intención dialógica para que platique consigo misma o con las opiniones y acciones o afectos de otros personajes de la historia.

El vocabulario y expresiones de los dialectos, habla de germanía, jerigonzas, argots  y  jergas solo las entienden los involucrados en esas comunidades de hablantes. Los demás lectores quedan sin comprender, desconectados y perdidos. Hay que utilizarlos con tino. El texto debe ser claro e inteligible.

 

Escribir con el corazón y corregir con la mente. La escritura debe ser lúdica, la corrección atenida al buen juicio. La historia debería ser el producto de  una rara mezcla entre la cordura y el disparate, entre el delirio y la sensatez.

Traza una estructura, un mapa, un esquema general del relato antes de iniciar su redacción. Los especialistas aconsejan para el texto tradicional no posromántico un 25% de espacio para la parte inicial del argumento; un 50% para su desarrollo y el 25% final para el remate de la obra.

 

Fija unos objetivos precisos antes de iniciar la redacción. El escritor debe tener claro los propósitos del libro: si es para desahogarse, moralizar o denunciar; si es para distraer (se). Si hay un interés ético o estético serio. Si es con el objetivo de contar una historia o defender una tesis, etc.

Mide muy bien la cantidad de diálogo que se va a utilizar en el texto, en contraposición con las descripciones y la voz del narrador. Evita finales abruptos. No precipites el final de la fabula. El comienzo debe ser directo para luego ganar en profundidad. El personaje principal no se puede volver pasivo o ser superado en intensidad por uno secundario. Presenta el personaje principal en las primeras páginas.

 

Después de terminar de redactar el manuscrito, déjalo madurar al menos un par de meses antes de someterlo a consideración. Corrige, corrige mucho. Un buen escritor no es el que escribe mejor sino el que mejor tacha. Todo libro es una corrección final que aguanta nuevas correcciones. De hecho, muchas segundas ediciones son corregidas. Después,  recomiendo que inviten a leer el borrador a los amigos cercanos, o familiares, o correctores profesionales  para que den un punto de vista externo. Cuando uno está escribiendo solo ve el árbol que tienes delante y no es capaz de ver el resto del bosque. Un lector puede decirnos: oye, ¿te has dado cuenta de que esto y esto se conectan aquí y podrían estar relacionados más adelante? Algo que tú, como creador que tienes todo en tu cabeza, no has sido capaz de percibir. Y, por favor, pídeles que sean duros. Que tachen y tachen y borren y cambien y critiquen... porque con palabras bonitas no se llega a ningún lado. Porque, aunque ellos te doren la píldora, el día de mañana serán editores profesionales quienes van a valorar la obra. Y ellos no van a tener tiempo para palabras bonitas si no se merecen.

 

De otra parte, hay que leer mucho, y leer calidad. “En el arte el sudor es más importante que el talento”. Tal será la importancia de la lectura que llevó a Borges a exclamar: “Que otros se enorgullezcan de lo que han escrito, yo me enorgullezco de lo que he leído”.

 

Cuando se trata de un Poemario, el autor debe estar absolutamente consciente del alcance de su escrito: si su trabajo es un ejercicio y expresión personal de una emoción o sentimiento, sin ir más allá de querer expresarlo en versitos (cometer poesía). Por el contrario, si abriga pretensiones poéticas, el texto será comparado  de manera involuntaria por el lector con los parámetros que su experiencia le proporciona; y el crítico, con un golpe de ojo lo evaluará de acuerdo al universo poético de su conocimiento. Ahí es donde la buena poesía se defiende sola. No olvides que el género más difícil de escribir es el de la Poesía. Y en cuanto a los temas los de especial cuidado son el amoroso y el erótico.

 

La escritura creativa exige mucho esfuerzo físico (¿?) y mental. Sí, físico. Porque si el escritor no se encuentra en buena forma física le va a ser difícil la concentración y el ánimo para permanecer unas cuatro horas diarias excitando la materia gris para crear de la nada y seguir avanzando en su argumento. Para evitar el vértigo ante la página en blanco sugiero iniciar el párrafo con la primera imagen que se te venga a la mente. En el camino se arreglan las cargas. Para superar el «bloqueo mental» no hay nada mejor que cambiar de actividad por un rato.

 

 Cultiva a todo momento la sensibilidad en cualquier circunstancia. Déjate herir por el bullicio exterior pero sobre todo por la música. Ama y degusta las manifestaciones artísticas porque son el pan del espíritu. Ejercita a todo momento tu capacidad de asombro. Solo así podrás con tus escritos conmover al lector. Finalmente, escoge cuidadosamente tu cubículo, cueva, oficina, o nicho donde te encerrarás  a escribir como su fuera el lugar donde vas a pasar tu luna de miel. Y a fantasear se dijo. No hay paredes para contener el advenimiento de la metáfora perfecta o de la parodia del infierno; ni la fuerza de la imaginación, ni las barreras que impidan un despegue pleno para la libertad creativa.

 


La caverna, escuela de escritura creativa

Fundación la Caverna

American Hispanic Empowerment

Para corrección de textos, edición y publicación de libros escribir a: joserdiazdiaz@gmail.com; WhatsApp: 1786 5123437

 

 

La imagen del Panóptico, símbolo del control globalizado

  El Panóptico, la imagen del poder

José Díaz-Díaz







Apreciados amigos, les dejo como lectura de fin de año estas reflexiones tomadas de otras lecturas alrededor de un concepto recurrente que ahora más que nunca cobra absoluta vigencia. 
Tres nombres de filósofos saltan a las tablas cuando le hacemos un seguimiento histórico al concepto del Panóptico, como símbolo de dominación social: primero, el creador e impulsador del proyecto, el inglés Jeremy Bentham (1748/1832), luego viene el francés Michel Foucault (1926/1984) y ahora justo, el surcoreano Byung-Chul Han.




Ha pasado mucho tiempo desde que Bentham trató de vender el proyecto  a las autoridades británicas para ser construido  en su momento. Sinembargo, aunque no se materialzó el proyecto, el concepto arquitectónico para la dominacion total, se mantuvo. Cobró plena vigencia cuando Faucault lo retomó y y lo convirtió en eje para explicar los distintos mecanismos del poder social. Lo hace particularmente en su libro: Vigilar y castigar, publicado en 1975.  

El Panóptico es la idea de una construcción arquitectónica presentada por el filósofo utilitarista Jeremy Bentham. Esta figura carcelaria se caracteriza por su estructura de anillo y una torre en el centro. Desde la torre, el vigilante situado en la posición ventajosa del centro es capaz de observar fácilmente a los reclusos, que se encuentran en celdas individualizadas.Desde su posición, el vigilante ve sin ser visto a cada “loco”, “enfermo”, “condenado”, “obrero” o “escolar”. 

La principal ventaja de los dispositivos disciplinarios del panoptismo, es que permite aumentar la utilidad -instrumental al poder- y minimiza los inconvenientes del ejercicio directo del poder. El poder ya no está “por encima”, sino que se encuentra en la multiplicidad social misma y su tejido.

Foucault sostiene que el principal efecto del Panóptico es inducir un estado consciente y permanente de visibilidad. Este estado permite que el poder opere de manera autónoma puesto que hace que los efectos de la vigilancia sean permanentes, aun cuando la vigilancia misma no lo sea. Este perfeccionamiento del poder hace inútil el ejercicio del mismo.

Lo esencial es que el individuo sepa que está siendo vigilado, pero no hay necesidad de que efectivamente sea vigilado. El poder se convierte en poder visible, la torre de vigilancia en el centro está sin cesar ante la vista del “detenido”. También es un poder inverificable, el “detenido” no tiene como saber si en un momento en particular se le está observando, pero está seguro de que siempre puede ser observado.



De la relación ficticia entre el sujeto y la posibilidad de ser observado surge una sujeción que es real. Foucault sugiere que en tal estado no es necesario recurrir a la coerción para garantizar la buena conducta, sino que el mismo individuo sometido al campo de la visibilidad reproduce por cuenta propia las coacciones del poder. Surgen espontáneamente de sí mismo y se inscribe en sí mismo la relación de poder. El actor se convierte en el principio de su propia sujeción. 



El Panóptico, en Foucault, no corresponde a la figura ideal de un esquema arquitectónico particular, sino que es una figura de una tecnología política que prescinde de cualquier uso particular. Esta figura permite definir las relaciones de poder en la vida cotidiana de las personas. El Panóptico es el perfeccionamiento del ejercicio del poder, reduce el número de quienes lo ejercen y aumenta el número sobre los que es ejercido.

Su objetivo es garantizar la eficacia de un aparato de poder, maximizar su utilidad y economía. Se distancia de las formas violentas, discontinuas y súbitas del poder que se vinculan al ejercicio de la soberanía y que entorpecen la producción. El aumento productivo del poder es garantizado por su ejercicio en la base de la sociedad, a su nivel más particular.

La modalidad disciplinaria del poder se ha infiltrado en todas las demás, garantizando la distribución atomizada de las relaciones de poder. En el ejercicio cotidiano de la vigilancia permanente se han extinguido las manifestaciones “necesariamente espectaculares” del poder.

La táctica de las disciplinas para ordenar la multiplicidad social responde a tres criterios: hacer el ejercicio del poder lo menos costoso posible; hacer que los efectos del poder alcancen su máxima intensidad y se extiendan lo más posible; y unir a este fin el crecimiento “económico” del poder (aumentar la docilidad y utilidad de los elementos del sistema.

Diversas tecnologías disciplinarias a lo largo de la historia han permitido que el poder sea ejercido en el tejido mismo de lo social y dentro de su multiplicidad. Para Foucault, el panoptismo ha permitido que las formas de poder tradicionales, “rituales”, “costosas”, “violentas”, sean sustituidas por una tecnología más fina y calculada del sometimiento.

El Panóptico digital

Ahora bien, ese concepto que fuera tan arraigado y apropiado para explicar los mecanismos de control social, actualmente es retomado una vez más y "actualizado" por un joven filósofo posmoderno. Nacido en Corea del Sur y formado en Alemania, donde se especializó en Heidegger, Byung- Chul Han es el pensador más difundido en torno a la crítica de los usos, peligros y vicios de la sociedad digital en donde se erige el nuevo “panóptico digital” y el “Big Data”. Debo dar las gracias a los trabajos realizados por Xacata.com y Francisco Rouco por sus análisis alrededor de este tema. A continuación señalan:



{...Si el aporte filosófico de Michel Foucault fue la fundación en los años 60 del Grupo de Información sobre las Prisiones, con el fin de denunciar las condiciones carcelarias y el análisis de las nuevas formas de dominación, para lograr desenmascarar cómo el Estado aumentaba y desarrollaba nuevas formas de control en la población, Byung-Chul Han le viene a dar una vuelta de tuerca más al planteo, analizando las herramientas digitales con las que el sistema nos somete y controla.

Hay dos conceptos que son centrales en Foucault y en su teoría del poder: Panóptico y Biopolítica. Para el autor el poder no se posee, sino que se ejerce en relaciones no-igualitarias. Está presente en todos los ámbitos de las sociedades, no hay zonas sin poder. En este sentido, se sostiene que toda la sociedad es un complejo de relaciones físicas de poder en donde el Panóptico es la manifestación más acabada de esta nueva forma de control que se materializa en esta máquina que se ocupa de disociar el ver-ser visto.

Byung-Chul Han tomó todos estos conceptos y los actualizó al calor del siglo XXI. El panóptico se modernizó en la forma de las redes sociales, ahora “cada uno es panóptico de sí mismo”. La antigua Biopolítica quedó ahora superada por la “Psicopolítica” y su psicopoder, que se basa en la creación de psicoperfiles de la población a partir del cruzamiento de datos e información recopilada en nubes online denominadas Big Data, que son administradas por las empresas y ofrecidas como mercadería al Estado Big Brother, creando así una forma de control y organización social llamadas Big Deal. Que según el autor significaría “el fin de la libertad”.

El mundo de Byung-Chun Han es posmoderno, poscapitalista y posmarxista. En primer lugar, ya no hay más clases sociales:

Los habitantes del panóptico digital no son prisioneros. Ellos viven en la ilusión de la libertad. Hay tal desarrollo hay del individualismo en esta época que ya no existe el “otro” ni siquiera como explotador que me fuerza a trabajar y me aliena de mí mismo; en realidad, me exploto a mí mismo voluntariamente creyendo que me estoy realizando. El trabajador desapareció, ya no hay más, solo “usuarios digitales”. El individualismo se desarrolló tanto que reemplazó al partido político como forma de organización, las masas ahora son “enjambres de puras unidades”. En este mundo de sensación de libertad es imposible la resistencia y mucho menos una revolución ya que “no existen otros de quienes provenga una represión”.

La realidad que describe este autor en sus textos es dura y de un pesimismo inexorable. Es un mundo en donde somos explotados inconscientemente por un sistema económico que solo quiere nuestros datos personales de usuarios, ya que la ganancia socialmente producida, o riqueza, no se la lleva nadie ya que no hay clases sociales [¡!].La salida que ha encontrado este pensador crítico para no sucumbir ante semejante realidad es un argumento que podría haber dicho el propio Heidegger: simplemente, no-ser. Lo que el autor nos propone es que dejemos de ser funcionales al sistema que nos oprime de forma pasiva “vaciando nuestro ser”:

Más concretamente, lo que propone es que nos convirtamos en “idiotas” en el sentido clásico del término, el cual significa preocuparse solo por lo privado o personal. “El idiotismo descubre al pensamiento un campo inmanente de acontecimientos y singularidades que escapa a toda subjetivización y psicologización”. ¡No se deje dominar y sea un idiota! es la estrategia que nos propone Byung-Chul Han para oponerse a la sociedad del cansancio. Ya que al fin y al cabo “el idiota no es ningún sujeto: más bien una existencia floral, simple apertura hacia la luz”.

El autor en cuestión tiene una fórmula propia de resistencia política que no convierte en categoría o programa político, pero comparte: hace diecisiete años que no tiene celular, no hace turismo, en casa solo escucha música analógica ("tengo un ’Rocola’ y dos pianos") y ha dedicado tres años de su vida a “cultivar un jardín secreto", cuya experiencia y conclusiones teóricas plasmó este año en Loa a la Tierra. Un viaje al jardín (Barcelona, Herder, 2019). En esta obra plantea atentar individualmente contra el sistema desde el no-hacer: hay que vaciarse de esa lógica occidental que pretende encontrarle una recompensa o beneficio a cada acción o decisión que tomamos, y simplemente liberarnos de la economía detrás de nuestros movimientos. El filósofo coreano tiene a la digitalización por enemiga del silencio y de lo táctil, una aniquiladora de “la propia realidad”. Su pequeño jardín, en cambio, le amplía el mundo, recupera la noción de su ser y tiempo.

Más allá de las parábolas de tipo religiosa o las referencias a la filosofía de Martin Heidegger, lo que Byung-Chul Han está proponiendo es negar o dejar las redes sociales, lo cual hoy podemos considerar como una especie de parodia del “ludismo” del siglo XXI. Los avances técnicos y tecnológicos son impresionantes e incluso han demostrado la capacidad de ser muy útiles en las luchas contra el sistema, como lo mostraron las rebeliones durante la “Primavera Árabe” o con los “Chalecos Amarillos” en Francia, y ni hablar de los manifestantes de Hong Kong que actualmente están usando aplicaciones como Tinder o Pokemón para organizar sus intervenciones callejeras.

En el documental El gran hackeo (Netflix 2019) se cuenta el caso de Cambridge Analityca, una empresa de “campañas electorales” que, valiéndose de la información obtenida de los datos personales de la población vendidos por Facebook, influyó y operó políticamente en las elecciones norteamericanas que dieron por ganador a Trump y, en el caso de Brasil, a Bolsonaro (entre muchos otros países).

Subvertir la tecnología al servicio de la lucha de los explotados en una tarea de la izquierda en el siglo XXI. Desde el 2011 los movimientos juveniles se apropiaron de las redes sociales para fomentar la organización política. Del 15M en el Estado Español, la Primavera Árabe, el Occupy en Estados Unidos y en México con el #YoSoy132. Las redes sociales fomentaron la organización, no la reemplazaron, pero su empleo ayudó a organizar las protestas callejeras, enfrentar la represión y realizar asambleas.

En el 2011 la revista Time eligió como personaje del año a ‘The protester’, en honor a los jóvenes que habían salido a la lucha en la llamada Primavera Árabe, ganándose el respeto de todo el mundo al tirar abajo regímenes como el de Mubarak en Egipto, y donde todos señalaban el uso de las plataformas Twitter y Facebook como catalizadores y hasta ordenadores del descontento social. Esta adopción de un instrumento técnico como principal referencia para interpretar un fenómeno social es el principal rasgo y defecto de los que se podría denominar determinismo tecnológico. Ninguna herramienta puede ser motor de cambio por sí misma; las redes sociales trabajan sobre un escenario de tensiones sociales reales y a lo sumo puede catalizar procesos de una manera distinta a las conocidas, con más velocidad y otras escalas, pero no determinarlos.

La minería de datos fue señalada por The Economist, en mayo de 2017, como “el recurso más valioso del mundo”; las acciones de Facebook y Twitter en la bolsa de valores en Wall Street llegaron a cotizar más que la de las petroleras, el valor de los datos personales llegó a cotizar más que el barril de crudo. Así se establecieron nuevas reglas de competencia, los nacientes gigantes tecnológicos fueron negociando con los representantes de los medios tradicionales a lo largo de los años, logrando así alianzas comerciales lucrativas para ambos, ya que bajo el dominio de los algoritmos no existe ninguna verdadera democracia en la difusión de la información salvo que medie el dinero o los grandes acuerdos comerciales. Y aunque no medie, el algoritmo tiene el objetivo de concentrar a los usuarios en “burbujas de eco” que permiten familiarizarse y conocer mejor sus gustos y de esa forma elaborar psicoperfiles acabados que se comercian.

En La sociedad de la transparencia (2013) Byung-Chul Han remarca que parte del dominio inexorable de las redes sociales está en el hecho de que la gente voluntariamente entrega sus datos e información a las corporaciones por medio de las redes, pero nada más lejano de la realidad. Los datos personales son sustraídos involuntariamente a los usuarios por medio del engaño y abuso, no es algo que los usuarios acepten de forma consciente. Nadie entregaría sus datos sabiendo que las plataformas se quedan con el derecho de autor de los mismos para venderlos.

El mundo que nos dibuja Byung-Chul Han es la muestra más acabada del paradigma filosófico neoliberal imperante: un mundo posideológico, pospolítico, posindustrial, posnacional, postrabajo y, en definitiva, posmoderno, donde la única certeza es el dominio absoluto del neoliberalismo. En ese sentido la filosofía del autor es fomentar el escepticismo en la posibilidad de nuevas revoluciones que den por tierra con el dominio del capital. En la filosofía post la autonomía de la política pasó a depender casi exclusivamente del discurso, que queda supeditado a las redes sociales, el Big Data y la micro segmentación...}.

Apreciados lectores, espero que todos estos aportes teóricos, estas reflexiones,síntesis y conclusiones alrededor de El Panóptico, tomados de distintos libros, artículos , páginas webs y autores, nos iluminen para darnos cuenta de— una vez por todas— de que la Historia esta ahí para decirnos el camino que estamos transitando. Buen viaje para todos y próspero 2023. 



----------------------------------------------------------------------------------

Bibliografía mínima:

  1. Bentham, Jeremy. El panóptico. La piqueta. España. 1979.
  2. Foucault, Michel. El ojo del poder. La piqueta. España. 1979
  3. Foucault, Michel. Vigilar y castigar: el nacimiento de la prisión. Siglo XXI. México. 2018
  4. Han, Byung-Chul. En el enjambre. Herder. España. 2016
  5. Orozco Garibay, José Manuel. Han y la vida contemplativa. ETM. México. 2019



Recursos para mejorar el estilo de un autor

  Recursos para mejorar el estilo de un autor © José Díaz-Díaz Director de la Caverna, escuela de escritura creativa   Uno de los ta...